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Salvador Borrego Escalante, 90 años…
21 de mayo de 2015expansión islámica
30 de abril de 2011Las ideas no sólo se propagan por medio de la predicación, la escritura, etc…, pero sobre todo, en el pasado, por la conquista militar y las invasiones de masas humanas.
Ese es el caso de la expansión de la llamada religión mahometana. Sobre este tema me ha parecido sumamente clarificador un artículo publicado por Arjún en
http://layijadeneurabia.com/2011/04/29/la-expansion-islamica/ con el título de
LA EXPANSIóN ISLáMICA
“El islam es el enemigo eterno de los occidentales” (San Luis, Rey de Francia, 1226-1270)
El islam es una religión (si tanto es que se trata de una religión) de conquista. El Corán la define así y la historia lo confirma. La expansión islámica, desde los lejanos días de la Hégira, se ha llevado a cabo casi exclusivamente a punta de cimitarra (1). La invasión pacífica (diríamos mejor: civil) de Europa en los tiempos presentes se debe únicamente a nuestra total ausencia, hasta hoy, de resistencia organizada y efectiva al invasor islámico.
La colonización musulmana de Europa tiene lugar sin necesidad de una conquista militar previa, debido a que la oposición a esta avalancha demográfica que anega el continente y puede asfixiarlo en breve, es nula, o casi. Fingimos ignorar la amenaza para no tener que tomar medidas para neutralizarla, ignoramos la agresión para evitar el esfuerzo de enfrentrarnos a ella. En la pusilanimidad y la pereza europeas actuales están dibujadas la decadencia y la miseria moral de un mundo que ha renunciado a su propia existencia y que sólo parece aspirar a apagarse sin dolor ni sobresaltos (que es precisamente lo que nos sobrará de aquí a poco). Trabajar, luchar, hacer un esfuerzo…, todo eso es ya un lenguaje extraño e incomprensible para la gran mayoría de los europeos, que no piensan más allá del próximo “puente” de Semana Santa, del resultado de la liga de fútbol de primera división o del último “gadget” de la tecnología de masas, Ipod, Mp3, moviles de 5ª generación y demás juguetes para una humanidad puerilizada sin ideales ni destino. ¿Pero cómo se puede exigir un esfuerzo a un cuerpo enfermo y a una mente vencida?
Hacemos, pues, como si no pasara nada, para no vernos confrontados a la imperativa necesidad de hacer algo, y seguimos ocupándonos de naderias y atiborrándonos de aire y paja mientras crujen los primeros truenos de la formidable tormenta que se avecina.
El islam es nuestro enemigo y debemos combatirlo. Pero hemos de entender que la verdadera esencia del problema reside fundamentalmente en nosostros mismos. “La culpa no la tiene el marrano, sino quien le da de comer“, dice un refrán popular en el llano lenguaje del común. Los musulmanes no son culpables de codiciar aquello que está al alcance de sus manos. Ellos juegan su juego. Rellenan el vacio que estamos dejando, ocupan el espacio que se les ofrece, aprovechan las ventajas que se les presentan. Los atropellos y los abusos que cometen son consecuencia de nuestra desidia e inactividad. ¿Es razonable reprochar a unos extraños el que se metan en una casa abierta a los cuatro vientos, una casa rica, limpia, ordenada, llena de bienes y comodidades, apetecible desde todo punto de vista, cuyos irresponsables dueños no le impiden el paso a nadie y reciben a todos con una bandeja de bienvenida sin poner límites, ni restricciones, ni imponer reglas ni condiciones a estos visitantes? Eso también nos lo explica nuestro refranero: “La ocasión la pintan calva“.
El islam siempre se ha instalado en casa ajena (2). La diferencia con épocas pasadas es que a los seguidores del Profeta la usurpación les costaba el esfuerzo de la conquista militar, el precio de la sangre derramada. Nadie entregaba su casa en esos tiempos por las buenas. Hoy recibimos a los invasores ya sea con una boba sonrisa en los labios, ya sea mirando hacia otra parte. Se han instalado con todo el equipaje en nuestro hogar y ya lo considerán suyo, mientras los legítimos propietarios apenas abren la boca ni mueven un dedo para poner en su sitio a esos intrusos que hacen sus necesidades en nuestro jardín.
La expansión islámica es un movimiento que viene desde el fondo de los tiempos. Frenada desde hace siglos debido a su propio agotamiento y al dominio occcidental ejercido sobre el orbe entero durante la época de su máxima potencia, esta se reinicia a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial favorecida por el retroceso europeo de los escenarios del mundo y de su abdicación como civilización rectora de la humanidad. Lo que vivimos hoy es la continuación (el reinicio) de un movimiento que nació en el siglo VII en las arenas de Arabia, el útimo capítulo de una historia que se inició con la andadura de un mercader árabe poco escrupuloso obligado a salir por piernas de su ciudad natal y buscar refugio en Medina.
Un breve repaso a la historia de la expansión islámica sobre tierras cristianas.
653-636 – Conquista de Siria e Iraq (países cristianos entonces).
638 – Toma de Jerusalén, ciudad santa de los cristianos.
639-644 – Conquista del Egipto cristiano y destrucción de la prestigiosa biblioteca de Alejandría.
646-666 – Conquista de la Armenia cristiana.
647-709 – Conquista del África del norte cristiana (Túnez, Argelia, Marruecos).
649 – Toma de la isla griega de Chipre.
654 – Toma de la isla griega de Rodas.
674-678 – Sitio de Constantinopla, capital cristiana del Imperio Bizantino.
711-714 – Conquista de la península ibérica (España y Portugal).
719-731 – Invasión de la Francia cristiana. Toma de Narbona, Nîmes, Carcassonne, Autun y Marsella.
732 – Charles Martel vence a los ejércitos árabes en Poitiers y pone fin a la progresión del islam en Europa occidental.
800 – Los musulmanes de Túnez comienzan la invasión de Sicilia.
809 – Saqueo de las islas de Córcega y de Cerdeña.
813 – Saqueo de Niza.
828 – Saqueo de Marsella. Incursiones en Provenza durante todo el siglo IX.
846 – Razzias contra Roma, centro de la cristiandad: las basílicas de San Pedro y de San Pablo del Vaticano son completamente saqueadas por las tropas musulmanas a quienes el Papa Sergio II (842-847) debe prometer el pago de un tributo anual de 25 000 monedas de plata. Para impedir estos ataques, su sucesor León IV (847-855) hace levantar la ciudad leonina, es decir las murallas que rodean el Vaticano.
881- Los musulmanes llevan a cabo en Italia el pillaje del gran monasterio benedictino de Monte Cassino, fundado por San Benito al principio del siglo VI. El Papa Juan VIII (872-882) se ve obligado a pagar el impuesto a los musulmanes.
997 – Almanzor (939-1002), general musulmán al servicio del califa omeya de Córdoba, destruye la ciudad de Santiago de Compostela, uno de los lugares de peregrinación más importantes de la cristiandad.
1009 – El califa fatimida Al- Hakim manda destruir el Santo Sepulcro en Jerusalén y 30 000 iglesias cristianas en Egipto y en Palestina.
siglo XI – Los turcos selyúcidas, pueblo de Asia Central convertido al islam, invaden Oriente Próximo y oprimen a los peregrinos cristianos de Tierra Santa.
1065 – Gunther, obispo de Bamberg (Alemania) y 12 000 peregrinos, llegados a Tierra Santa son atacados por los musulmanes. Miles de peregrinos son masacrados durante tres días desde el Viernes Santo a Pascua) y el resto es reducido a la esclavitud.
1071 – Batalla de Mantzikert: los griegos cristianos son expulsados de Anatolia por los turcos musulmanes. El emperador bizantino Alexis 1º Comneno lanza una llamada a los cristianos de Occidente.
Después de las Cruzadas , del siglo XIII al siglo XVII los musulmanes turcos otomanos invaden y dominan a los pueblos cristianos de la Europa balcánica y central.
1383 – Los otomanos toman la ciudad de Tesalónica.
1389 – Batalla dde Kosovo: conquista de Serbia y toma de Atenas.
1396 – Batalla de Nicópolis: conquista de Bulgaria.
1453 – Toma de Constantinopla por el sultán Mehmet II.
1475 – Conquista de Crimea por Mehmet II.
1499 – Conquista y comienzo de la islamización de Albania por Mehmet II.
1480 – Toma de la ciudad italiana de Otranto por los otomanos que masacran al arzobispo de la ciudad y a una gran parte del clero y capturan a los habitantes para venderlos como esclavos.
1521 – Toma de Belgrado por Solimán el Magnífico.
1526 – Batalla de Mohacs: conquista de Croacia y Hungria.
1529 – Sitio de Viena por Solimán el Magnífico.
1565 – Sitio de la isla de Malta.
1571 – Batalla de Lepanto: los otomanos son vencidos por una alianza de países cristianos organizados por el Papa San Pío V (1566-1572), pero los turcos se apoderan de la isla de Creta.
1683 – Por segunda vez, los otomanos sitian Viena, pero fracasan de nuevo ante la resistencia del rey de Polonia Jean III Sobieski. Por primera vez los otomanos deben retroceder.
A partir de entonces la suerte del islam en Europa empieza a cambiar, se inicia el reflujo islámico hasta la debacle final del Imperio otomano en la Primera Guerra Mundial y los años posteriores.
Esta es una página de la historia, pero no es una página cerrada ni es el fin de la historia. El islam pretende incluir en esta lista de países y territorios conquistados (a veces conservados, a veces perdidos), primero a Europa, porque la ven como una presa ya madura para la conquista, y después al resto del mundo. Ese es su programa y lo viene aplicando desde el primer día. El pasado y el presente no ofrecen ninguna duda sobre el futuro.
(1) Actualmente el islam es la única civilizacion, (el único bloque cultural-religioso) en conflicto abierto y sangriento con todas las demás civilizaciones o bloques culturales y religiosos del orbe: contra el Occidente católico y protestante en nuestra Europa inmediata, contra la cristiandad ortodoxa (Serbia, Macedonia en los Balcanes, Rusia, Georgia y Armenia en el Caúcaso, Chipre en el Mediterráneo), contra el judaísmo en Israel/Palestina, contra el hinduísmo en el conflicto de Cachemira y las persecuciones en Bangla Desh, contra el budismo mayoritario en Tailandia y otros países del sudeste asiático, contra la China oficialmente marxista pero culturalmente confucianista o budista (en el Sinkiang-Uighur), contra la católica Filipinas (la rebelión de los “moros” del archipiélago), contra los cristianos en Nigeria o en Sudán, contra los animistas en varias regiones de África…). Sin contar los conflictos entre musulmanes: turcos contra kurdos, afganos de todas las etnias en perpetuo enfrentamiento, las degollinas de Argelia, la opresión de los saharauis a manos de Marruecos, sunitas contra chiítas en Iraq y en Paquistán… Es la guerra mundial del islam, las “fronteras sangrientas del islam” descritas por Samuel Huntington en su “Choque de civilizaciones“.
(2) Esto es incluso en sentido literal. En ocho siglos de dominación musulmana en España, los moros (árabes, beréberes y conversos) no fundaron ni una sola ciudad, ni un solo pueblo (eso si, quemaron y arrasaron muchas localidades): se instalaron en lo que ya existía. Las ciudades y pueblos de España tienen todos un origen ya sea íbero, celta, celtíbero, romano, algunas veces griego (pocos) o fenicio, incluso alguno cartaginés, visigodo otros, más los que datan de épocas más recientes. Pero ningún pueblo o ciudad de España puede reclamar un origen musulmán, ya sea moro o árabe. Los musulmanes no levantan ciudades, las ocupan. No conquistan y colonizan territorios vírgenes, se meten en la propiedad trabajada del vecino. No crean riquezas, se apoderan de las ajenas, conforme a la tradición bandidesca de las tribus de asaltantes de caravanas de donde salieron los primeros sectarios de Mahoma y el propio Mahoma. Si llevaran en ellos las virtudes creativas y organizativas necesarias a la generación de las condiciones propicias para el desarrollo de sociedades prósperas y estables, entonces el mundo musulmán sería un conjunto de países modélicos, ordenados y progresistas. La realidad es todo lo contrario: los países mayoritariamente musulmanes son a cada cual más atrasados e incivilizado: pobreza, miseria, despotismo, violaciones sistemáticas de los derechos más elementales de los seres humanos, oscurantismo, barbarie en definitiva. El islam no es un ejemplo a seguir, es un modelo a descartar.
Una lectora, que firma como JOANA, comentó:
En este mapa faltan los cuatro kanatos de la Horda de Oro: Astracán,Kazán, Siberia y Crimea.
Porque si bien es cierto que esos eran mongoles, abrazaron el islam como religión oficial. Y rápidamente dejaron de ser sólo mongoles, también había cumanos y otros pueblos de origen turco.
Estuvieron ahí, esos mongoles, viviendo más o menos hasta que los rusos les quitaron las tierras, mataron a la mayoría, quemaron sus mezquitas y levantaron iglesias.
Se ve que los musulmanes no se atreven a recordarlo siquiera, jejeje…..
Tampoco está en el listado ninguna de las batallas en que los rusos derrotaron a los musulmanes de los kanatos. Que si bien es cierto que no eran parte del imperio otomano, sí que eran protectorados de ese imperio… y el islam era su religión oficial.
Sería bueno que los occidentales aprendieran esa historia, para que vean cuál es el método que funciona con esos perros.
Porque no sólo derrotaron al islam sino que hasta hoy que yo sepa, ningún mahometano se atreve a reclamar una migaja de territorio ruso.
Dresden: 300.000 muertos no descansan en paz
29 de marzo de 2010http://www.dresden.de/de/02/110/03/c_015.php
Dresden 630216 Einwohner per 01.09.1939
Dresden 368519 Einwohner per 30.04.1945
Dresden 261697 Einwohner weniger
Leipzig 707365 Einwohner per 01.09.1939
Leipzig 581528 Einwohner per 30.04.1945
Leipzig 125837 Einwohner weniger
Chemnitz 337646 Einwohner per 17.05.1939
Chemnitz 243613 Einwohner per 01.12.1945
Chemnitz 94033 Einwohner weniger
Diese offiziellen Zahlen belegen , das in Dresden während der Bombenangriffe ca. 125000 Menschen getötet wurden.
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Bombas incendiarias sobre Dresden
El criminal bombardeo de Dresde también conocido como la Masacre de Dresde, se llevó a cabo hacia el final de la Segunda Guerra Mundial por parte de la Royal Air Force (Gran Bretaña) y la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. Con esos dos nombres se suele hacer referencia a los cuatro ataques aéreos consecutivos que se realizaron entre el 13 y el 15 de febrero de 1945, apenas doce semanas antes de la capitulación de Alemania.
Durante los mismos, entraron en acción la increíble cifra de más de mil bombarderos pesados, que dejaron caer sobre la “Florencia del Elba” cerca de 4.000 toneladas de bombas altamente explosivas y dispositivos incendiarios, arrasando gran parte de la ciudad y desencadenando una tormenta de fuego que consumió el centro histórico de la misma.[1]
El segundo ataque, mayormente con bombas incendiarias de termita, se programó para tres horas más tarde de modo tal que los bomberos (que arribarían tambien de otras ciudades para apagar el fuego) resultasen víctimas del ataque. No hubo ninguna oposición en absoluto. Ningún caza alemán y ningún fuego antiaéreo.
Antes del alba, se produjo un tercer ataque con casi 150 mil bombas incendiarias y bidones de fósforo, para activar la horrorosa pira. Los cazas escoltas tenían la instrucción de descender al nivel de los tejados y barrer “blancos de oportunidad”. Abrieron fuego sobre masas de gente que atestaban las rutas fuera de Dresden y sobre cualquier cosa visible. Un grupo de niños, del famoso coro de la Iglesia de Kreuzkirche, fue masacrado en la calle del zoológico. Prisioneros de guerra británicos, que habían sido puestos en libertad ya que sus campos de internación estaban ardiendo, fueron ametrallados también.
Ciudad abierta
Dresde (Dresden, en alemán) era una ciudad de Alemania ubicada a 120 km. del frente del Este y albergaba a 800 mil refugiados que huían del avance soviético de Zhukov. Dresden, la hermosa y culta capital de Sajonia, fue declarada durante la Segunda Guerra Mundial, como ciudad abierta, ciudad blanca, ciudad hospital, es decir, no albergaba tropas, ni poseía fábricas de guerra, ni objetivos militares de ninguna clase. No poseía siquiera artillería antiaérea, pues había sido llevada al frente del Oder.
El número de víctimas varía enormemente en función de la fuente, pero la línea mantenedora de la historia oficial, lo sitúa entre 18.000 y 35.000 muertos. Por su parte, otros sectores, como la revista bimensual The Barnes Review o el historiador revisionista David Irving manejan cifras de hasta por encima de los 200.000 fallecidos.
El bombardeo de Dresde sigue siendo uno de los episodios más infames de la Segunda Guerra Mundial. En la actualidad ya no hay ninguna duda de que la capital sajona no era un objetivo de interés estratégico tal y como aseguran fuentes militares Aliados. Al contrario, el bombardeo fue una represalia desproporcionada e indiscriminada,[1] o incluso si pudo tratarse de un crimen de guerra.[1]
Trasfondo y fines del ataque aéreo
A principios del año 1945, cuando el final de la guerra ya estaba cerca, los aliados acordaron realizar un golpe decisivo en la guerra contra Alemania. Los países occidentales habían alcanzado en noviembre de 1944 el río Rin, el ejército soviético había penetrado a finales de enero en la región del Gran Berlín atravesando el río Óder y por el Sur se disponía a la conquista de Silesia.[1] Desde el Este, millones de refugiados llegaban a Alemania Central. Unidades aisladas del ejército alemán intentaban reagruparse de alguna forma a lo largo del variable frente, mientras el ejército soviético se preparaba en febrero y marzo para lanzar el ataque final sobre Berlín. Por el Oeste el proyecto de los Aliados consistía en llegar a la cuenca del Ruhr.
Por aquellas fechas la clara superioridad aérea del ejército aliado se utilizaba para preparar un ataque decisivo que permitiera la ocupación de Alemania. Las ofensivas se desarrollaban en todos los frentes, dirigidas a objetivos militares, de comunicación, administrativos y a lugares esenciales de producción, así como a minar la moral de la población. Con este fin, en los últimos meses de la guerra se llevaron a cabo incontables bombardeos sobre las ciudades alemanas, tanto grandes como pequeñas, hasta dejar algunas de ellas convertidas en escombros.
Durante el verano de 1944, el alto mando aliado ya había barajado la posibilidad de atacar por aire las ciudades del este de Alemania bajo el nombre en clave de Operation Thunderclap, pero el proyecto se había archivado el 16 de agosto.[1] En enero de 1945, la Oficina de Inteligencia británica decidió reabrir la operación, al considerar que el ejército alemán podría cambiar la posición de 42 divisiones en el Frente Oriental.[1] De este modo, la Royal Air Force modificó sus planes y Dresde, junto con Berlín, Chemnitz y Leipzig, se convirtió en un objetivo militar de primer orden.
En la Conferencia de Yalta, que tuvo lugar del 4 al 11 de febrero de 1945, los aliados, a petición de los soviéticos, acordaron llevar a cabo nuevos ataques aéreos en la zona oriental y por lo tanto sobre Dresde. Tenían que acabar con un nudo de comunicaciones y un centro productivo de primer orden situado en la retaguardia del Frente Oriental para impedir en lo posible la reubicación de tropas y la llegada de refuerzos a la vanguardia. Al mismo tiempo, los bombardeos tenían el propósito de evitar que el Ejército Rojo sufriese contraataques que demorasen su avance.
Bombardeo inútil
El informe que la RAF distribuyó a sus pilotos la noche del ataque decía lo siguiente:
Curiosamente, las principales zonas industriales de la periferia, que tenían una extensión enorme, no fueron bombardeadas. Y si, las zonas centrales repletas de civiles inocentes. [1] De acuerdo con Donald Miller, “El trastorno económico habría sido mucho mayor si el Comando de Bombarderos se hubiese fijado como objetivo las áreas del extrarradio donde se concentraba la mayor parte de la capacidad industrial de Dresde”.[1] Otros académicos sostienen que, en cualquier caso, “las plantas industriales de Dresde ya no desempeñaban un papel significativo en la industria militar alemana en esta fase de la guerra”.[1] En la misma línea, el punto de vista revisionista reconoce que gran parte de las industrias estaban alejadas de la zona que fue bombardeada y que no constituía de ningún modo un objetivo “industrial, estratégico o militar de primer orden”.[1]
Cronología de la masacre
Ataques anteriores a febrero de 1945
Desde marzo de 1944 los aliados fueron obteniendo progresivamente la superioridad en el espacio aéreo alemán así como sobre las zonas conquistadas del país. Desde la primavera de 1944 las alarmas aéreas eran cada vez más frecuentes en Dresde.
El 24 de agosto de 1944 se realizó un primer bombardeo destinado a la industria de Freital, la zona industrial de Dresden-Gittersee y Freital–Birkigt. Una de las bombas cayó sobre Dresden-Coschütz. Como resultado del ataque murió un número indeterminado de personas, el periódico Sächsische Zeitung hablaba de 241 muertos.
El 7 de octubre de 1944 treinta bombarderos estadounidenses atacaron con unas 80 toneladas de bombas explosivas la estación de ferrocarril Friedrichstadt. Algunas bombas cayeron en la zona occidental de la ciudad antigua (Altstadt) y murieron 312 hombres.
El 16 de enero de 1945 133 aviones de la fuerza aérea estadounidense lanzaron 279,8 toneladas de bombas explosivas y 41,6 toneladas de bombas incendiarias a lo largo del día nuevamente sobre la estación Friedrichstadt. También cayeron bombas sobre Dresden-Lötbau y Leutewitz. El ataque resultó en 334 muertos.
Las defensas antiaéreas de Dresde estaban seriamente dañadas y a pesar de los crecientes ataques la mayor parte de estas defensas se trasladaron en enero al frente oriental. En el aeropuerto de Dresden-Klotzsche permanecieron 30 cazabombarderos, los cuales además no tenían carburante de reserva.
Arthur Harris, comandante supremo del “British Bomber Command” desde 1942, dio la orden de ataque. Como venía siendo habitual, el ataque nocturno lo realizaba la RAF y el ataque diurno las fuerzas aéreas estadounidenses. La palabra clave del ataque sobre Dresde fue Chevin. Seis escuadrillas de bombarderos despegaron hacia las 17:30 de sus hangares en el sur de Inglaterra, volando por dos rutas hasta llegar a las regiones de Alemania. Al pasar el frente occidental despegaron otros aviones con una ruta diferente cuyo fin consistía en despistar al enemigo.
Ataque nocturno en la madrugada del 13 al 14 de febrero de 1945: primera oleada
El martes de carnaval, 13 de febrero de 1945 hacia las 21:45, sonó en Dresde la alarma antiaérea. Los habitantes de la ciudad se dirigieron a los sótanos de sus casas o bloques de viviendas.
Los ataques empezaron en una noche clara y sin nubes. Hacia las 22:03 el centro de la ciudad se llenó de cascadas de luz o árboles de Navidad (bengalas cuya función era iluminar la zona), dos minutos más tarde se arrojaron bengalas rojas para marcar el primer objetivo, que fue el estadio Heinz-Steyer-Stadion, situado al noroeste de la ciudad. De 22:13 a 22:28 cayeron las primeras bombas. 244 bombarderos británicos, la Unidad Pionier Número 5, destruyeron los tejados de las casas con 529 bombas blockbuster (con capacidad para destruir una manzana entera) y 1800 bombas explosivas e incendiarias, en total unas 900 toneladas. Los aviones bombardearon al sudoeste del punto de marcaje formando un abanico de 45 grados desde la gran curva del río Elba al oeste de la ciudad, la zona industrial de “Ostragehege” y la estación de Ferrocarril principal, en una línea de unos 2,5 km de longitud hacia el sur.
Estos 15 minutos de bombardeo incendiaron unas tres cuartas partes de la Altstadt de Dresde. Con este ataque nocturno la RAF no pretendía destruir lugares o edificios puntuales, al contrario, más bien se pretendía destruir completamente el centro de la ciudad mediante un ataque denominado bombardeo en alfombra.
Ataque nocturno en la madrugada del 13 al 14 de febrero de 1945: segunda oleada
Hacia la 1:23 empezó una segunda oleada de ataques realizado por 529 bombarderos británicos Lancaster. Hasta la 1:54 lanzaron en total 650 000 bombas incendiarias -1500 toneladas- sobre la zona que va desde Löbtau hasta Blasewitz y desde Neustadt hasta Zschertnitz. El incendio monstruoso que siguió al primer ataque sirvió de guía para el segundo ataque, las bombas de este segundo ataque cayeron sobre los campos que rodean el Elba así como sobre el Großer Garten, a donde muchos habitantes de la ciudad se habían dirigido huyendo del incendio del primer ataque así mismo se dañaron varios hospitales, como la clínica de Pfotenhauer y el Diakonissenkrankenhaus. Entre los dos bombardeos destruyó un área de la ciudad de unos 15 kilómetros cuadrados.
El segundo ataque impidió la continuación de operaciones de extinción de incendios, de este modo, los incontables incendios rápidamente se unieron en uno solo para formar una tormenta de fuego huracanada. La tormenta destruyó las arterias principales de la ciudad, las fortísimas temperaturas que se alcanzaron derritieron el vidrio y el metal. El remolino creado por el monstruoso consumo de oxígeno succionó hacia su interior a todo lo que encontraba incluyendo todo tipo de objetos y personas. Los hombres murieron calcinados, de shock térmico o de sobrepresión, o bien, asfixiados en los refugios por los gases de la combustión o la falta de oxígeno. El que pudo salir corriendo a la superficie se exponía a la tormenta de fuego así como a las bombas retardadas existentes que continuaban explotando.
La organización de defensa aérea, tras el primer ataque de 1944, se había ocupado de que las bodegas y refugios de las casas quedaran conectados a través de sus muros. Según testigos presenciales algunos pudieron ponerse a salvo mediante estos pasos llegando a zonas de la ciudad donde el ataque había sido menor, otros a través del laberinto de bodegas y por debajo de la Altstadt consiguieron llegar a la ribera del río Elba. A muchos, por el contrario, les alcanzaron los gases tóxicos del incendio y murieron asfixiados; en el caos, las familias se separaron. Los supervivientes, que resistieron en las bodegas o bien consiguieron encontrar una forma de salir, quedaron traumatizados para el resto de sus vidas.
Miles de personas huyeron a zonas de la ciudad no tan bombardeadas o no bombardeadas como Mockritz, Leuben, Blasewitz, Pieschen, Löbtau o los alrededores. Edificios oficiales como las oficinas de la NSDAP, hoteles y escuelas se utilizaron como centros de acogida provisionales. Solo en los cinco centros de acogida de Dresde-Plauen hasta mediados de marzo se registraron 16.000 refugiados. Las autoridades enviaron a muchos de los refugiados bombardeados a los pueblos de las cercanías.
Ataque diurno del 14 de febrero de 1945
A los ataques nocturnos les siguió un ataque diurno que tuvo lugar de 12:17 a 12:27 del día 14 de febrero, ataque que fue realizado por 311 bombarderos B-17 escoltados por 5 cazas de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. Con peor tiempo atmosférico y usando el radar volvieron a lanzar sobre la ciudad 1800 bombas explosivas y 136.800 bombas incendiarias. Los objetivos de este ataque eran una vez más la estación de Friedrichstadt y sus talleres de mantenimiento. Las bombas también cayeron sobre el hospital de esa zona y zonas circundantes de la ciudad.
Ataque diurno del 15 de febrero de 1945
El 15 de febrero hacia las 10:15 se desplomó la Iglesia de Nuestra Señora (Frauenkirche) que había ardido completamente. De 11:51 a 12:01 aún hubo otro ataque aéreo realizado por 211 B17 estadounidenses. Con peor visibilidad arrojaron 460 bombas diseminadas en diversas zonas entre Meißen y Pirna.
En Neustadt in Sachsen, a 35 km de Dresde, cayó una lluvia de cenizas. Algunos incendios continuaron ardiendo cuatro días más. Durante los días siguientes se recogieron los cadáveres con camiones y carros por toda la ciudad y agrupados en las plazas donde se apilaron a miles para proceder a su identificación. Sin embargo la mayor parte de los muertos no pudo ser identificada. Por temor a un posible epidemia el 25 de febrero se incineraron 3.865 cuerpos en la actual plaza del mercado viejo (Altmarkt Platz) y posteriormente en el crematorio de Tolkewitz.
Hasta el 17 de abril se enterraron en el cementerio de Heidefriedhof unos 25.000 muertos. El Gobernador ordenó que determinadas zonas de la ciudad fueran cercadas y declaradas zona catastrófica.
Siete días
Dresde ardió durante siete días, de acuerdo al diario de un prisionero de guerra inglés que se hallaba allí. Durante varios días después del ataque, Dresde se mantuvo cubierta por una niebla de humo y hollín. Y una constante lluvia de cenizas, húmedas y negras, cayó sobre la campiña circundante.
De toda la provincia partieron inmediatamente convoyes transportando provisiones. En la ciudad los esperaban escenas increíblemente macabras. Dos trenes, repletos de niños evacuados, habían recibido impactos directos. Los cuerpos de los pequeños se hallaban apilados, en montículos, en el patio de la estación. Seiscientos refugiados, que habían buscado cobertura en el sótano abovedado de la estación, resultaron muertos. Cien de ellos murieron quemados vivos por las bombas incendiarias y el resto pereció asfixiado por las emanaciones y el humo.
De los 19 hospitales más importantes de Dresde, 16 resultaron dañados y 3 totalmente destruídos. En la escuela de Vitzhum, que estaba siendo usada como hospital de emergencia, sólo 200 de los 500 pacientes resultaron evacuados a tiempo. Los 300 sin evacuar murieron en sus lechos. En la maternidad de Johannstadt resultaron muertas 200 personas, pero sufrieron tantas y tan horribles mutilaciones que sólo 138 pudieron ser identificadas. Muchas de las víctimas estaban tan achicharradas y carbonizadas que, literalmente, hubo que despegarlas del asfalto derretido y palear sus restos. Muchos cuerpos habían quedado reducidos por el fuego a menos de la mitad de su tamaño normal.
Otros ataques contra Dresde hasta el final de la Guerra
El 2 de marzo 455 bombarderos B-17 bajo las órdenes de las Fuerzas Aéreas de EEUU sobrevolaron la planta de licuefacción directa Hydrierwerk Schwarzheide, pero se desviaron y atacaron Dresde en su lugar. Desde las 10:27 cayeron 940,3 toneladas de bombas explosivas y 140,5 de bombas incendiarias en vías de ferrocarril de Friedrichstadt y Neustadt así como en los edificios colindantes.
Werner von Gilsa, después del ataque de febrero y como continuación de Friedrich-Wilhelm Liegmann, había tomado el poder del Comando Dresde en la denominada Fortaleza de Dresde. Su mando se desarrolló en el palacio Taschenberg (Altstadt), para pasar finalmente a Albertstadt. Puso a disposición de los afectados por el bombardeo los almacenes de alimentos así como los medios sanitarios de las líneas aéreas de Dresden-Nickern. Redirigió y desvió las diferentes tropas y refugiados que pasaban por la ciudad; así mismo los soldados que estaban de permiso y heridos leves fueron llamados para formar nuevas tropas.
El 10 de abril el Jefe de Distrito Mutschmann ordenó la construcción de locales para los escolares. En la terraza de Brühl se construyeron refugios.
La flota aérea de EEUU sobrevoló nuevamente Dresde el 17 de abril con 572 aparatos, siendo este el último ataque a la ciudad. En la zona de la estación se arrojaron 1526,4 toneladas de bombas explosivas y 164,5 toneladas de bombas incendiarias, sobre una zona industrial no mencionada se arrojaron 28 toneladas de bombas explosivas. Con motivo de este bombardeo la circulación ferroviaria a través de Dresde quedó seriamente dañada.
El 23 de abril la Royal Air Force arrojó 40.000 hojas de propaganda sobre la ciudad (en total se arrojaron 10 millones), hojas que ya circulaban desde el frente. El 2 de mayo capituló Berlín. Gilsa disolvió la zona de defensa de Dresde y comenzó su evacuación. Como consecuencia grupos diseminados iniciaron la defensa de la ciudad destruida hasta su rendición el 8 de mayo de 1945. Ese último día de guerra el Ejército Rojo conquistó totalmente la ciudad.
Balance material
El centro de Dresde, densamente poblado, constaba principalmente de edificios del Renacimiento, del Barroco y superficies de uso mixto comercial-residencial creadas en tiempos de la Gründerzeit siguiendo un tipo de planificación urbanística medieval.[1] Por aquel entonces, era usual que se estableciesen fábricas en los patios traseros de las viviendas, o bien que se agrupasen en complejos más grandes directamente junto a las casas.
La Altstadt ardió completamente en su mayor parte; en algunos casos permanecieron en pie algunos edificios terriblemente dañados. La Seevorstadt, Johannstadt y la parte oriental de Südvorstadt quedaron en su mayor parte destrozadas. Del mismo modo, también resultaron destruidos los núcleos poblacionales primitivos y los edificios históricos de las localidades de Mickten, Strehlen y Gruna. A esto hay que añadir los graves daños que sufrieron Reick, Friedrichstadt, Plauen, Zschertnitz y la Neustadt, así como los incendios que se produjeron en Prohlis. Entre las calles Schandauer y Bodenbacher Straße quedaron completamente destruidas casi 800 casas con cerca de 7.000 viviendas, fábricas y talleres.[1] Hubo daños de diversa magnitud en hileras de casas aisladas en Hechviertel, Pieschen, Niedersedlitz y Albertstadt. La densamente poblada Äußere Neustadt permaneció en gran medida indemne, por lo que en la actualidad se da la circunstancia de que muchos edificios de la Neustadt (“ciudad nueva”) son en realidad más antiguos que muchos de la Altstadt (“ciudad vieja”).
El ataque aéreo destruyó muchos monumentos irremplazables del Barroco tardío de la “Florencia del Elba”, entre otros la Semperoper, la Frauenkirche, el palacio, la Iglesia de Santa Sofía o “Sophienkirche” y el Zwinger. Las autoridades civiles de la República Democrática Alemana ignoraron en gran medida el diseño urbanístico previo de la ciudad y mandaron demoler muchos edificios quemados (entre otros, la Sophienkirche, la Große Meißner Straße y el Sekundogenitur). También mantuvieron ruinas y montañas de escombros como “monumento” (Frauenkirche, Kurländer Palais), reforzando con ello aún más la impresión de destrucción absoluta del centro de la ciudad.[1]
A pesar de que los ataques nocturnos no apuntaban directamente a las fábricas de armamento de Dresde, destruyeron el 70% del tejido industrial de la ciudad y dañaron enormemente las infraestructuras necesarias para su funcionamiento, como el gas, el agua o la electricidad. Los posteriores ataques diurnos de la USAAF fueron poco precisos debido a la baja visibilidad. En las zonas habitadas, sobre un total de 222.000 viviendas, hasta mayo de 1945 resultaron totalmente destruidas entre 60.000 y 75.000, incluyendo mobiliario. Otras 18.000 estaban seriamente dañadas y unas 81.000 habían sufrido daños de poca consideración. El 30% de los locales de venta al por menor quedaron totalmente inutilizados, entre ellos 3 grandes almacenes en la Altstadt y los mercados de Weißeritzstraße, Antonsplatz y la Innere Neustadt, donde se concentraba el comercio de frutas y verduras.
La circulación quedó totalmente paralizada tras el 13 de febrero. Las catenarias quedaron destruidas en un 75% y las calles estaban llenas de escombros y cráteres causados por el impacto directo de bombas (la Concejalía de Obras Públicas de la ciudad contabilizó hasta 1.100). Todos los puentes sobre el Elba resultaron afectados. El centro de la ciudad, importante nudo de la circulación, quedó intransitable. Los trabajadores y las autoridades tenían atravesar a pie la escombrera en que se había convertido la ciudad vieja. La circulación ferroviaria pudo ponerse en funcionamiento de modo provisional dos semanas más tarde. El transporte de tropas llegó incluso a reanudarse a los pocos días, pues las vías de recorridos largos que atravesaban Dresde permanecieron prácticamente intactas hasta el bombardeo del 2 de marzo de 1945.
La mayor parte de las fábricas tuvieron que parar su producción, bien por estar destruidas o muy dañadas, bien porque muchos de sus trabajadores habían muerto o bien porque no podían llegar de ninguna manera hasta sus puestos de trabajo. Según un comunicado (a la postre el último) del SS- und Polizeiführer del Elba del 15 de marzo de 1945,[1] sólo había seis fábricas en toda la ciudad con capacidad para continuar su producción con un volumen indeterminado. El matadero de Ostragehege reanudó su trabajo el 19 de febrero. La panadería y carnicería de Rosenstraße, a finales de marzo.
En el centro de la ciudad, en el distrito cuarto, se contabilizaban en marzo de 1945 todavía 4.000 habitantes. La parte norte de Striesen acogió a miles de refugiados. A pesar de que se abrieron los almacenes de víveres, estos pronto resultaron escasos y no se podía ni siquiera imprimir la tarjetas de racionamiento. A las personas que no tenían a su disposición medios para cocinar se les remitió a partir del 10 de abril de 1945 a cocinas colectivas. Resultó imposible volver a poner en marcha la administración, dado que los edificios o estaban destruidos o quemados; muchos funcionarios habían huido o muerto. Según el Gauleiter Mutschmann, la ciudad ya no se encontraba en disposición de llevar a cabo sus tareas administrativas. Debido a falta de personal, se encargó este trabajo a otros funcionarios de provenientes de toda Sajonia.
Balance de víctimas
Desde el fin de la guerra el número de fallecidos en el bombardeo de Dresde ha sido objeto de constante revisión por parte de la comunidad académica. Las cifras exactas son difíciles de determinar. Los cálculos cuentan con la dificultad añadida de que, la ciudad, que en 1939 tenía una población de 642.000 habitantes, estaba en el momento del bombardeo atestada con cerca de 200.000 refugiados y miles de soldados heridos.[1]
El nacionalismo alemán defiende la cifra del cuarto de millón de muertos, como en el artículo de Thomas Brehl, político y cofundador de la organización Kampfbund Deutscher Sozialisten.[1] Esta es una cantidad superior inclusive a las de otros bombardeos aliados contra ciudades del Eje, como Tokio (100.000 muertos) o el Bombardeo de Hamburgo (Operación Gomorra) de casi 40.000 muertos.
Primeras estimaciones
Las primeras informaciones que se publicaron en los medios, se hacían eco de cantidades de seis cifras. El periódico sueco Svenska Morgenbladet apuntaba el 17 de febrero de 1945 “por encima de los 100.000” y el 27 de febrero a “cerca de los 200.000” muertos. En 1948, el Comité Internacional de la Cruz Roja mencionaba 275.000 cuerpos “identificados” en la región de Dresde. En 1951, Axel Rodenberger hablaba de entre 350.000 y 400.000 muertos. F.J.P. Veale escribió en 1955 en Advance to Barbarism que el número estaba entre los 300.000 y los 500.000. El británico David Irving calculó en 1963, en su libro “La destrucción de Dresde”, entre 135.000 y 250.000; Hans Dollinger en 1973, 250.000; y Rolf Hochhuth en 1974, 202.000.
El Süddeutsche Zeitung hablaba en 1975 de 135.000 y Die Welt de “250.000 o incluso 400.000” fallecidos.[1] El antiguo oficial del alto mando de Dresde Eberhard Matthes afirmaba ya entrada la década de los 90 que el 30 de abril de 1945 tuvo lugar en su presencia una conversación telefónica con Adolf Hitler a petición de este, en la que se informó al Führer de 3.500 cadáveres identificados, 50.000 identificables y 168.000 inidentificables.

Lápida conmemorativa en el cementerio Heidefriedhof. Dice:”Wieviele starben? Wer kennt die Zahl?/An deinen Wunden sieht man die Qual/der Namenlosen die hier verbrannt/im Hoellenfeuer aus Menschenhand.” (“¿Cuántos murieron? ¿Quién conoce el número?/En tus heridas se ve el sufrimiento/de los sin nombre que aquí murieron calcinados/en el fuego infernal creado por la mano del hombre.”)
Debate histórico
Consecuencias para el desenlace de la Guerra por parte de los Aliados
Entre algunos aliados occientales, los area bombings nocturnos en los últimos meses de la guerra eran controvertidos. Sobre todo tras los bombardeos de febrero de Dresde, los dirigentes militares de EEUU pidieron a los británicos que cesaran este tipo de ataques. La Royal Air Force, sin embargo, había sido específicamente equipada y entrenada para los bombardeos de superficie.
El 28 de marzo de 1945, Winston Churchill tomó en consideración la suspensión de los ataques contra las ciudades alemanas y se distanció de ellos redactando un telegrama dirigido al General Ismay y a los jefes del estado mayor británico que no llegó a enviar:
Pero en el telegrama que finalmente sí envió, Churchill hacía hincapié en que seguir destruyendo zonas residenciales y similares era contrario a los intereses de Gran Bretaña tras la guerra.[1]
Asi, Churchill reconocía que eran concientes que bombardeaban zonas civiles.
Propaganda
El comunista Walter Weidauer, primer alcalde de Dresde en la postguerra, describió en 1946 los ataques como una catástrofe evitable pero provocada por “los fascistas alemanes”. Tres años después, acusó a las potencias occidentales en términos de “únicos culpables del bombardeo criminal de Dresde sin ninguna necesidad militar”.
Desde 1949, la propaganda comunista de la RDA acusó a los aliados de querer dejar a la Unión Soviética una Alemania Oriental innecesariamente destruida. Como si Alemania Oriental fuese de pertencia soviética…
Carnicería
La revista Das Reich (“El Imperio”) el 4 de marzo de 1945 en el artículo “Der Tod von Dresden” (“La muerte de Dresde”) afirma: “En la medianoche apareció en el cielo al rojo vivo del valle del Elba una segunda flota aérea británica que con bombas altamente explosivas y con su armamento de a bordo causó una carnicería sobre la muchedumbre que estaba en las zonas verdes, tal como podría haberlo inventado la imaginación de un Ilia Ehrenburg.”
Actualmente los historiadores discuten extensa y públicamente acerca de los aspectos militares y éticos de la guerra aérea y sobre las relaciones de éstos entre sí. Por un lado, se cuestiona si el bombardeo moral (moral bombing) junto con la caída de millones de panfletos podría producir una brecha entre el pueblo y los dirigentes y romper la moral de combate de los alemanes, o por el contrario los ataques aéreos de los últimos meses de guerra tuvieron más bien el efecto contrario. Por otro lado, se analiza si la guerra aérea en los últimos meses de guerra se dirigió sobre todo hacia objetivos militares principales.
Frecuentemente se considera que los ataques aéreos sobre Dresde son un ejemplo importante de conducta militar incorrecta de los Aliados, quienes a partir de 1945 se habrían aplicado principalmente contra la población civil y ya no eran decisivos para el final de la guerra. Como indicios de ello cabe citar los proyectos para dar un golpe de aniquilación, y la elección de centros urbanos muy densamente poblados y que no tenían grandes industrias. Se duda de que los ataques se dirigieran a las infraestructuras militares prinicipales de Dresde. Justamente lo contrario indicaban los lugares donde cayeron marcadores de objetivos, la caída nocturna de bombas incendiarias en la Altstadt y la circunstancia de que los aeropuertos, las fábricas y los cuarteles del norte de la ciudad resultaron mucho menos dañados. Además se alega que Dresde carecía de interés militar y de defensas.
Se afirma que entonces la puntería de la caída de bombas era todavía imprecisa porque faltaba la técnica del radar para objetivos y dependía del tiempo atmosférico. Precisamente la baja tasa de aciertos en objetivos puntuales fue en 1943 motivo para intensificar los bombardeos por zonas (area bombings). Por otra parte, la RAF tuvo que llevar al frente occidental nuevos equipos de radar para aumentar la puntería, y con ello favorecer el avance de las tropas de tierra aliadas.
La adecuación y la justificación ética de la estrategia aliada de guerra aérea fueron polémicas en Gran Bretaña ya desde el principio. El obispo anglicano George Bell declaró en la Cámara Alta en febrero de 1943, de manera vehemente y repetida, que los bombardeos de ciudades por los británicos infringían las leyes internacionales, amenazaban los fundamentos éticos de la civilización occidental y destruían las posibilidades de una futura reconciliación con los alemanes. Con él sólo se alinearon algunos representantes laboristas en la Cámara de los Comunes, que se opusieron a los bombardeos de área.
Autores como Alexander McKee (corresponsal de guerra británico) y Kurt Vonnegut (entonces prisionero de guerra americano) han publicado informes sobre su experiencia de los ataques aéreos sobre Dresde, sin dar una valoración concluyente. Vonnegut era joven cuando sobrevivió a ellos e incluyó sus recuerdos su novela Slaughterhouse Five (literalmente Matadero Cinco), que tituló así por el matadero y establo municipal donde había estado preso, que estaba situado en la zona industrial de Ostragehege, en Dresde.
El historiador Jörg Friedrich, en su libro El incendio (2002), ha dado especial importancia al punto de vista de las personas afectadas. Para él los bombardeos de muchas ciudades alemanas carecían militarmente de sentido sólo en los últimos meses de la guerra, y no apuntaron deliberadamente a una exterminación de masas. Frederick inició con ello un nuevo debate, que continúa hasta hoy día, sobre la guerra aérea en Gran Bretaña y Alemania. También los revisionistas de la historia se refieren a su libro.
Para el historiador Michael Schröders, los ataques deberían ser considerados y perseguidos como crímenes de guerra, según la ley internacional de la guerra válida en aquel tiempo –igual que la mayoría de los bombardeos de ciudades-. Y esto porque la disposición de La Haya de 1907 prohibió a los países signatarios, entre ellos Gran Bretaña y Alemania, la selección de objetivos civiles, incluidos los centros de las ciudades.
También el filósofo británico A. C. Grayling, en su libro Among the Dead Cities (Entre las Ciudades Muertas) llega al resultado de que el bombardeo de área de la RAF tendría, al igual que las bombas nucleares americanas sobre Hiroshima y Nagasaki, un valor estratégico militar irrelevante, por lo cual, tanto legal como éticamente serían actos criminales.
El hecho de que Arthur Harris, a diferencia de otros militares de alto rango de Gran Bretaña, no recibiera ningún honor oficial, y sólo tardíamente fuera elevado a la nobleza, se interpreta por algunos como una indicación de que Winston Churchill se había distanciado de su “bombardero”, aunque había sido el propio Churchill quien decidió el bombardeo de área…
Conmemoraciones
Religiosas
El 13 de febrero de cada año tienen lugar actos conmemorativos en Dresde. En el primer aniversario de la devastación, hacia las diez de la noche, dos jóvenes estudiantes escalaron la torre de la Iglesia de la Cruz y tocaron las campanas. Desde entonces, cada 13 de febrero se tocan las campanas de todas las iglesias de Dresde, aproximadamente a las diez menos cuarto de la noche, que fue cuando entonces sonaron las alarmas aéreas. En 1995, con motivo del 50º aniversario de los ataques, se tocó una sinfonía de campanas en la cual intervinieron todas las campanas de Dresde.
Ya inmediatamente después del final de la guerra, la congregación anglicana de Coventry (Inglaterra), se puso en contacto con Dresde. En 1956 comenzó la cooperación entre ambas ciudades. En 2002 los invitados de Coventry visitaron a sus compañeros de Dresde, bajo el lema “Construir puentes – Vivir la reconcilicación”. La reunión tuvo lugar en Dresde, en las obras de la Frauenkirche, cuya reconstrucción había comenzado en 1990.
Mientras tanto, se reconstruye a su estado original, con la ayuda de importantes aportaciones de fondos procedentes sobre todo de asociaciones británicas y alemanas, cuyo objetivo es la reconciliación.
Políticas
Ya desde 1946 hubo en Dresde (antes que en otras ciudades alemanas) actos políticos conmemorativos, con regularidad. La conmemoración oficial de los muertos por el bombardeo experimentó desde el final de la guerra una serie de cambios esenciales.
En primer lugar, se habló de una “devastación de Dresde provocada conscientemente por los criminales fascistas…”, y se declaró que “la debilidad política del pueblo alemán tiene la culpa de esta guerra…” Según instrucciones de la administración militar soviética, había que evitar dar un carácter de luto a los acontecimientos conmemorativos.
Durante la Guerra Fría, en la década de 1950, el asunto de los ataques aéreos fue cada vez más utilizado propagandísticamente contra los Aliados occidentales. En un recuerdo oficial de toda la RDA para los muertos de Dresde, se retiró la cuestión de la culpabilidad de los alemanes. Según las declaraciones más destacadas de los políticos, no había en Dresde ningún objetivo militar, y por tanto los bombardeos no sólo no habrían tenido ninguna importancia estratégica para el final de la guerra, sino que habían sido bárbaros e inciviles. De vez en cuando se decía incluso que los Aliados habían destruido Dresde deliberadamente, a fin que la ciudad no quedara en manos de la Unión Soviética. Además, por primera vez se volvió a emplear la expresión acuñada por Goebbels de “los aerogángsters angloamericanos”.
En 1990 David Irving se encontró durante un acto en Dresde con 500 participantes que estaban de acuerdo con él. Por el contrario Helmut Schnatz, durante la presentación de su libro que critica la leyenda de los vuelos rasantes, fue molestado por habitantes furiosos de Dresde furiosos.
Nacionalistas y marxistas

Pancarta del partido nacionalista NPD, en la cual se lee “¡Nunca más el terror de las bombas!”, el 13 de febrero de 2005 en Dresde.

Contramanifestación en febrero de 2006 con banderas soviéticas, estadounidenses, británicas e israelíes a favor del criminal bombardeo. La pancarta azul dice: “Todo lo bueno viene de arriba”, en referencia a las bombas arrojadas por los aviones aliados.
Desde 1998 está aumentando cada vez más el número de nacionalistas que participan en los actos conmemorativos anuales de Dresde. En 1998, unas decenas de jóvenes neonazis intentaron entrar en la Frauenkirche pero fueron rodeados por la policía, y cantaron entonces canciones de protesta. En el año siguiente hubo ya varios cientos, que se mezclaron con los ciudadanos de Dresde y pusieron numerosas coronas decoradas con los símbolos y colores nacionales alemanes en las vallas de las obras de reconstrucción de la Frauenkirche.
En el año 2000, la JLO (una asociación de emigrados de Prusia Oriental, que promueve el retorno de esos territorios a la soberanía alemana) organizó por primera vez una marcha funeral nocturna bajo el lema “Honor a las víctimas del bombardeo terrorista”, en la que participaron unas 500 personas, entre ellas Franz Schönhuber, Horst Mahler y Gerd Sudholt.
Entre 2001 y 2004, el número de participantes en estos actos aumentó de 750 a unos 2100. En el año 2005, la organización y registro de esta marcha conmemorativa quedó en manos del NPD (Partido Nacional-Demócrata de Alemania), que se presentó como siendo un frente popular de derechas. El 13 de febrero de 2005, unos 6500 nacionalistas se manifestaron mediante una marcha que duró varias horas por el centro de Dresde.
Este tipo de marchas se consolidó como uno de los más importantes actos habituales del nacionalismo en todo el país desde el comienzo de la República Federal. Sirven no sólo como demostración de fuerza, sino también para ponerse en contacto a diversos grupos. Entre los participantes se encuentran votantes y simpatizantes de todas las edades, tanto de los partidos nacionalistas legales como de asociaciones neonazis, y también de algunos grupos prohibidos. Además, cada vez vienen más personas y organizaciones de otros países europeos y extraeuropeos.
Las marchas siempre son utilizadas como propaganda mediante pancartas y discursos en que se habla del holocausto de los bombardeos. Se declara a Gran Bretaña y a los Estados Unidos especialmente inhumanos y crueles.
Contra esto protestan algunos grupos de marxistas de extrema izquierda (los llamados Autonomen) y de antialemanes con lemas como “Los culpables alemanes no son víctimas”, “Ninguna lágrima por Dresde” o “Bombardero Harris, hazlo otra vez”. Celebran así, el bombardeo de Dresde.
El 13 de febrero de 2007, unas 1500 personas participaron en la “Marcha Fúnebre” a la que había convocado una “Alianza activa contra el olvido” formada por el JLO (Asociación de Emigrados de Prusia Oriental), el NPD (el principal partido nacionalista de Alemania) y grupos regionales de extrema derecha. Además, esta vez con ocasión del aniversario hubo una “Semana Activa” para hacer olvidar la culpabilidad alemana en la guerra, que incluía entre otros actos una manifestación con luces y un recorrido por la ciudad “en los restos de los ataques”.
A causa del temor por el aumento del nacionalismo, la ciudad de Dresde promulga desde hace años una prohibición de manifestaciones los días 13 y 14 de febrero en los alrededores de la Frauenkirche.
Crimen de guerra
El ataque a Dresde ha entrado en la historia como el bombardeo más atroz que jamás haya sido llevado a cabo. Las cifras de muertos no desciende de 250 mil personas. Fue la horrenda magnitud de esta masacre lo que inhibió a los aliados de enjuiciar a los alemanes por haber organizado el “Blitz” sobre Londres. Sin embargo no les pareció así a los soviéticos quienes, en Núremberg, durante el nefasto proceso contra los jerarcas alemanes, demandaron que se acusase a Hermann Goering de haber realizado el bombardeo en Londres. El argumento soviético decía: “Los ataques alemanes fueron la obra de criminales de guerra nazis, quienes hicieron llover la muerte sobre trabajadores inocentes y sobre sus mujeres y niños. Los ataques aliados, por el contrario, fueron llevados a cabo por las fuerzas vengadoras de la democracia a los efectos de hacer salir a las bestias fascistas de sus madrigueras y erradicar al imperialismo y al nazismo“.
De esta manera los soviéticos “justificaban” la mundialmente conocida: masacre de Dresde.

Tapa del libro de David Irving
Artículo de opinión
(Prólogo de Joaquín Bochaca del libro “La destrucción de Dresde. El verdadero holocausto”, de David Irving)
Es un lugar común, de ámbito y vigencia prácticamente universal, que cuando se alude a grandes desastres sufridos por las poblaciones civiles en el transcurso de la II Guerra Mundial, inmediatamente, en el subconsciente de la gran mayoría de las gentes, se recuerdan los nombres de las dos ciudades japonesas, Hiroshima y Nagasaki, que fueron blancos inocentes, gratuitos y estúpidos de las bombas atómicas que mandó lanzar sobre ellas el presidente americano Harry Salomon Schippe Truman (Ver: Bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki).
Desgraciadamente, los devastadores efectos de los dos criminales bombardeos sobre aquellas ciudades japonesas fueron superados, de una sola tacada, por uno de los personajes más injustamente prestigiosos de la Historia moderna: el Honorable Sir Winston Churchill, que ordenó el bombardeo de Dresde.
En aquella hermosa ciudad de Sajonia, antaño denominada “la Florencia del Norte”, el día 13 de febrero de 1945, los aviones Aliados, ingleses y norteamericanos, bombardearon repetidamente la ciudad hasta destruirla por completo. No contentos con ello, el siguiente día, 14 de febrero, los cazas descendieron para ametrallar todo lo que aún se movía; ni los animales del zoológico se libraron de la vesania de los “Cruzados de la Democracia”.
Según los cálculos del Jefe de la Policía de la ciudad, hubieron más de un cuarto de millón de muertos, es decir, casi unos cincuenta mil más que en las dos ciudades japonesas víctimas del bombardeo nuclear. Esa cifra fue confirmada por el escritor inglés F. J. P. Veale. En cualquier caso, se hizo muy difícil evaluar el número de muertos ya que, aparte de los civiles —mujeres, ancianos y niños que residían en la ciudad—, no se podrá calcular nunca con cierta exactitud el número de decesos, pues entre los que murieron calcinados hubieron muchísimos civiles recién llegados de los territorios del Este de Alemania que huían ante el avance del Ejército Rojo que cruzaba en esos días las fronteras del Reich a sangre y fuego (Ver: Expulsión de alemanes tras la Segunda Guerra Mundial). Dresde era una ciudad sin ningún objetivo militar digno de mencionar, ni ninguna industria importante que ni remotamente pudiera utilizarse para fines bélicos. Era, prácticamente, una ciudad-hospital, y —por así decirlo— una base de tránsito para el transporte de prisioneros (de hecho fallecieron en el bombardeo cientos de aviadores británicos y norteamericanos que trabajaban en la ciudad) y de civiles evacuados que buscaban refugio en la ciudad ante el avance de las tropas soviéticas.
En realidad, el caso de Dresde sólo es único por su magnitud. Hubo centenares, miles de bombardeos que —aunque calificados por la propaganda bélica británica de “strategical bombing” — no tenían otro objetivo que tratar de minar la moral de la población alemana y forzar, de manera particularmente torticera, la rendición del III Reich.
En el libro que tienes en tus manos, lector amigo, podrás ver, en facsímil, el documento secreto, desclasificado recientemente, dirigido por el General Ismay, de la R.A.F., al Primer Ministro Churchill, desaconsejándole, por inútil, costoso e inhumano, el llamado bombardeo estratégico, que otros ingleses, como el Comodoro del Aire, MacLean y el citado historiador F.J.P. Veale, calificaron de bombardeos “terroristas“.
Churchill fue desmentido por sus propios subordinados militares. Y lo más grave, es que la excusa de que el bombardeo de Dresde había sido solicitado por los soviéticos para facilitar su progresión en territorio alemán también fue desmentida por los propios servicios del “Viejo Tío Joe”, como llamaban Churchill y su compadre Roosevelt al sanguinario Zar Rojo Stalin.
Bibliografía
- Addison, Paul; Crang, Jeremy A. (2006). Firestorm: The Bombing of Dresden (en inglés). Pimlico.
- Angell, Joseph W. (1953). Historical Analysis of the 14-15 February 1945 Bombings of Dresden (documento clasificado como secreto hasta 1978) (en inglés). USAF Historical Division Research Studies Institute Air University.
- Länderrat des Amerikanischen Besatzungsgebiets. Statistisches Handbuch von Deutschland: 1928–1944, 1949 edición (en alemán). (se puede consultar digitalizado en: Statistisches Handbuch von Deutschland 1928 – 1944 (en alemán). Universidad de Colonia.)
- Longmate, Norman (1983). The Bombers (en inglés). Hutchins & Co.
- McKee, Alexander (1982). Dresden 1945: The Devil’s Tinderbox (en inglés). Souvenir Press.
- Ross, Stewart Halsey (2003). Strategic Bombing by the United States in World War II: The Myths and the Facts (en inglés). McFarland & Company.
- Taylor, Frederick. Dresden: Tuesday 13 February 1945, 2005 edición (en inglés), Londres: Bloombsbury.
Referencias
Artículos relacionados
- Masacre de Biscari
- Masacre de Katyn
- Masacre de las foibe
- Masacre de Metgethen
- Masacre de Nemmersdorf
- Bombardeo de Hamburgo
Enlaces externos
- Los campos de la muerte de Eisenhower: El último secreto sucio de la Segunda Guerra Mundial.
- The Destruction Of Dresden (en inglés)
Videos
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Fuente: metapedia.org
Nota de URANIA: El número de muertos del bombardeo de Dresde, ordenado por Winston Churchill han sido
revisados y redicidos. Las víctimas del inútil bombardeo de la ciudad de Leipzig, al final de la Guerra, fueron entre 20 mil y 25 mil, según una reciente Comisión Histórica. La mayoría (2/3) eran adultos, entre 18 y 79; más mujeres que hombres. Menores de 18 y mayores de 70, eran cerca de un 10%. Minimizando las cifras de las víctimas, se trata de evitar que Dresde no se convierta en un símbolo del genocidio cometido contra la población civil. No sólo han sido prohibidas las manifestaciones de lo que llaman “elementos de extrema derecha”, sino que además es ilegal establecer comparaciones sobre las cifras de muertos en la guerra con el fin de “crear odio entre los pueblos”. Pese a esta prohibición este año participaron miles de manifestantes que denunciaban el “holocausto del bombardeo”, aunque no pudieron llegar al centro de Dresde, tomado por 5000 policías y unos diez mil “antifascistas”, los cuales, años atras, gritaban: “todo lo que cae del cielo es bueno” y “Harris, vuelve otra vez”. Arriba, una “pintada” en un muro, la cifra 300.000 está sobreescrita con la palabra “antifa” que, como es sabido es el nombre que usan los contramanifestantes que en toda Europa se destacan por sus actos de gamberrismo político. Dado que las cifras de muertos en Dresde siguen disminuyendo cada año… vale decir que no les dejan descansar en paz. Sin embargo, un comentarista en la página weg de la citada comisión histórica dió las cifras de habitantes que habia respectivamente en 1939 y 1945 en ciudades como Dresde, Leipzig y Chemnitz.
gripe porcina…calentamiento planetario… ¿vamos a contar mentiras?
20 de diciembre de 2009Ahora que vamos despacio…. Vamos a contar mentiras… trá la rá… Vamos a contar mentiras…
Por el mar corren las liebres, por el monte las sardinas… trá la rá, por el monte las sardinas…
Esto es más o menos una canción popular y famosa por su clarividente ironía. Años antes, en plena guerra mundial, en España se cantaba aquello de “Rascayú: ¿cuando mueras qué harás tú?… /” Tú serás un cadaver nada más…”
Siempre se ha dicho que una mentira cuanto más grande es más fácil de ser creída… También se recuerda, reiteradamente, que Goebbels dijo que ” una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”… Hay que decir que el ministro alemás de la Propaganda se refería a lo que hacía la propaganda enemiga… desde tiempo inmemorial.
Ahora, en pleno siglo XXI, tenemos mentiras colosales para dar y tomar… Por lo menos eso se desprende de las noticias que circulan por internet (único espacio todavía relativamente libre para opinar):
Recientemente hemos asistido a una global y muy sospechosa campaña mediática que parecía anunciar una pandemia mortal: la famosa “gripe A” (antes llamada porcina) que empezó en Méjico procedente de USA. Simultáneamente, altísimas instancias mundiales nos vienen profetizando peligros catastróficos, primero con los famosos “agujeros negros” que parecen haberse esfumado y, después, con el calentamiento planetario que ha sido tema de una conferencia cumbre en Copenhague, con la presencia de 200 jefes de gobierno y mientras el termómetro marcaba temperaturas mínimas. Como se ha dicho, en frase ocurrente: la Conferencia del Calentamiento planetario se ha congelado.
Es interesante constatar que tanto en el tema de la “gripe A” como en el del calentamiento planetario hay intereses supermillonarios en ganancias dinerarias. Incluso para desacreditar a los escépticos que no creen en tales pronósticos agoreros… se les ha llamado “negacionistas”…asimilándolos a los llamados “historiadores revisionistas” que no aceptan la versión oficial de los acontecimientos ocuridos en Europa durante el siglo XX.
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Nota de URANIA: Este post ha sido inspirado como comentario a los post recientemente publicados en Nueva Europa, uno sobre la “gripe A” y otro sobre el llamado “calentamiento global“:
” (…) la noticia de que ya no hay más peligro de contraer la gripe porcína, los casos descienden aceleradamente. Los gobiernos europeos se sientan sobre millones de vacunas sin utilizar y los contribuyentes deben pagar milliardos (de Euros). (…) Se arrisgó la vida y la salud de milliones de personas saludables creando el pánico de una Pandemia inexistente y de una gripe que es mas benigna que la gripe normal.”
” (…) se firmó un papel no vinculante, con el compromiso, de que en el año 2050, es decir cuando ninguno de los firmantes esté con vida, el planeta obtendrá una reducción de 2° en su temperatura.”
++–
VAE VICTIS! : los vencidos siempre son los “malos”
14 de octubre de 2009En otras palabras, siempre se ha verificado que los vencedores son los que escriben la historia… Esta verdad se ha cumplido de forma implacable después de la IIWW.
Los romanos decían que para defender la paz hay que estar preparados para la guerra. Si vis pacem para bellum!…
y lo que también sabían es que la derrota en una gran guerra conllevaba la pérdida de la libertad… pues con frecuencia los prisioneros se convertían es esclavos…
En latin, la lengua de Roma, sin embargo no existía la palabra esclavo ni esclavitud…
Veamos cómo y cuando surgen estos términos. Este hallazgo es resultado de leer un interesante blog:
En occidente el crecimiento de la población supuso el fin de la escasez de mano de obra y el fin de la esclavitud. En consecuencia, a partir del siglo XII cuando los ejércitos ingleses y alemanes invadieron las tierras celtas y eslavas ya no iban a la caza del ganado humano. Celtas y eslavos, por el contrario, al habitar en tierras menos pobladas, seguían utilizando mano de obra esclava y, en consecuencia, cuando llevaban a cabo incursiones contra otros pueblos continuaban teniendo como objetivo no sólo la propiedad sino también la “población civil”, en especial las mujeres. Esta práctica era ahora condenada por los occidentales por bárbara. La conciencia de la ventaja material y tecnológica que ahora disfrutaban los ingleses y alemanes sobre los celtas y los eslavos, cuyas tierras iban ocupando, tomó una dimensión moral: creó una actitud de superioridad cultural cuyas consecuencias durarían por mucho tiempo.
hubo muchos “genocidios”: Dresden, por ejemplo
27 de mayo de 2009Comentando un artículo publicado por Anberto Buela en radiocristiandad,
un lector, que firma Azul, escribe lo siguiente:
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La nota de Buela llega a una conclusión totalmente errónea y disparatada: “la matanza de judíos por los nazis debe de entenderse como genocidio y no como Holocausto”.
No es, Buela, una nueva apreciación semántica lo que define la mentira mas grande de todos lo tiempos sino que todo es falso: no existió un plan sistemático de eliminación física de judíos, no existieron las cámaras de gas, no se utilizó el ziklon B como elemento para consumar el delito, los hornos crematorios cumplían la misma función que hoy tienen en los cementerios argentinos, no existieron las industrias conexas: extracción de piezas dentales de oro, corte de cabello, inspección de anos y vaginas para detectar objetos valiosos, fabricación de jabón con los restos, etc., etc.
No existió genocidio como falsa y absurdamente sostiene Buela: hubo judíos muertos de muerte natural, otros por los bombardeos aliados, otros por las epidemias de tifus que azotaron Europa por esa época y otros de hambre y desnutrición (lo mismo que la población alemana) por el estado caótico en que había quedado Alemania, destruida por el bombardeo implacable sobre la población civil, las vías de transporte y la red fabril.
También hubo otros judíos, un pequeño número, que fueron ejecutados por haber infringido las normas de un tiempo de guerra y haber cometido delitos (En mucha menor parte que los prisioneros alemanes en campos aliados).
El número de muertos que da monseñor Williamson, es el real y obedece a dichas causas.
Jamás habló monseñor Williamson de que hubiera un genocidio como alucina Buela. Buela no entiende la propaganda de guerra judía, no entiende el holocuento, como tampoco entiende a monseñor Williamson.
En el fondo Buela es muy parecido a Simón Wisenthal o León Poliakov, su diferencia son las palabras no los hechos.
la guerra permanente del “Anticristo”
2 de febrero de 2009Un libro casi desconocido en los ambientes supuestamente intelectuales y cultos… Se trata de la Historia del Anticristo y de su autor Alberto Ezcurra Medrano.
Hemos conocido su existencia a través de HURANIA, gracias a un post que aquí reproducimos parcialmente :
El bien y el mal no son frutos del acaso. El bien por excelencia en el mundo es cristo, cuyo cuerpo místico es la iglesia. (…). Frente al bien organizado, lucha el mal también organizado. (…).
El precepto de amar a nuestros enemigos no nos obliga a desconocer sus maquinaciones.
p. 17. I…el drama universal
p. 19. II…. Génesis y primeros tiempos del anticristo.
p. 27. III. El plan judío y la reacción cristiana.
p. 33. IV….. Supervivencia del plan judío.
p. 43. V….. Judaísmo, masonería y reforma.
p. 55. VI…. A la conquista de inglaterra.
p. 65. VII… a la conquista de francia.
p. 77…. VIII… a la conquista de europa.
p. 87…. IX. A la conquista de la iglesia.
p. 95…. X. 1830 anno domini
p. 103. XI. 1848 anno domini.
p. 111. XII. 1870 anno domini.
p. 121. XIII. A la conquista del oro y del proletariado
p. 131. XIV. A la conquista de América.
p. 141. XV. Hacia la religión humanitaria.
p. 149. XVI. Hacia la república universal.
p. 161. XVII. Hacia el comunismo universal.
p. 173. XVIII. La reacción nacionalista.
p. 183. XIX. Hacia la guerra.
p. 199. XX. La guerra. …..p. 206
p. 207. XXI. El presente ….p. 211
p. 213. XXII. El futuro… p. 221
p. 223. Epílogo. …..p. 225 [págs. 223 a 225: (*)]
p. 227. Apéndice…….p. 233.
p. 235…….al lector…. a.e.m. 28 jun 1909—19 feb 1982 (IMC)…. p. 241.
[pág. 237: AEM tuvo siete hijos, tres de ellos se ordenaron sacerdotes.]
(*): “…este libro (…) es un llamado a la acción. / (…) No venceremos al mal con el mal, sino con la sobreabundancia del Bien. (…) con la Caridad y la Justicia. Y con la Fuerza, si es necesario, pero al servicio de la Justicia y de la Caridad. / Y así triunfaremos con la Verdad y con el Bien. Y reinaremos con Cristo por los siglos de los siglos.
Vae Victis!
20 de enero de 200920 enero 2009

palestina – israel: cohabitación imposible
20 de enero de 2009En ese plano, digamos “moral”, “humanitario” o como se le quiera llamar, hay tantas razones para entender el derecho de Israel a defenderse contra los terroristas de Hizbola y Hamas, como para entender el derecho de los palestinos a poseer su propio Estado frente a Israel. Esto no es equidistancia; es, simplemente, la constatación de un callejón sin salida. En ese callejón sin salida lleva metido el mundo más de medio siglo. Ni lo hemos inventado nosotros ahora ni, probablemente, podamos tampoco resolverlo esta vez.
Naturalmente, no faltará quien diga que el derecho de los palestinos, reconocido por la ONU, ha sido vulnerado repetidas veces por Israel. Pero a eso podrá oponerse, con la misma soltura, que los palestinos han demostrado no estar a la altura del derecho reconocido, y que ese derecho, en todo caso, no incluye el uso de coches suicidas, ayer, y de cohetes hoy. Toda toma de partido nos devuelve al callejón sin salida inicial. Pero es que en esas posturas se olvida siempre lo esencial, a saber, lo que cada contendiente, y el conflicto en sí mismo, significan en el contexto de la política mundial.
Para el mundo occidental, es decir, para el bloque vencedor de la segunda guerra mundial y de la Guerra Fría, liderado por los Estados Unidos, Israel es imprescindible. En la práctica, Israel está siendo el muro que impide la formación de un poder alternativo al de Occidente en el mundo islámico. Esto no ha sido así siempre, pero sí desde los años setenta y, con más razón, desde la década siguiente. Una victoria palestina –una victoria real, es decir, con derrota política y militar de Israel y con la consiguiente ocupación de territorios- significaría que hay alguien más poderoso que el bloque occidental.
¿Quién sería ese alguien? Este es otro problema, pero aquí reside también buena parte de la cuestión. Por el cariz que han tomado las cosas en los últimos veinte años, y sobre todo después de las sucesivas guerras de Irak, la derrota israelí significaría la victoria de las facciones más radicales del islamismo político. Eso no interesa a Occidente, pero es que tampoco interesa a la mayoría de los gobiernos musulmanes, que inevitablemente se verían abocados a una serie de fuertes conmociones en su interior. De ahí el doble juego de los países árabes pro americanos: por un lado apoyan públicamente la causa palestina, porque les interesa políticamente y porque nunca es malo desestabilizar al enemigo, pero, por otro lado y al mismo tiempo, jamás apoyarán de manera oficial y regular a Hamas y Hizbola en su guerra contra Israel.
En una tesitura así, lo más razonable es apelar a los sentimientos pacíficos y tratar de que se plasmen en una voluntad política por ambas partes. Como esto no es así ni, según parece, puede serlo, la única opción posible es examinar de qué lado quedan los propios intereses de uno, o sea, de nuestro país. ¿Suena cruel? Sin embargo, la política nunca ha sido otra cosa que eso. Ahora bien, para definir tal cosa hay que saber cuáles son los propios intereses, y estos se definen siempre en términos de poder. Pero si no hay poder, ¿cómo definir interés alguno?
Hay muchos amigos que sueñan con un bloque euroasiático de poder (Europa más Rusia) que permita a nuestro continente, a nuestros países, recuperar el trono que perdieron en 1945. Para quienes piensan así, apoyar a los palestinos es una forma de disminuir la hegemonía americana. Ese “sueño eurasiático” podrá parecer sugestivo, pero no deja de ser una elucubración teórica. La realidad es que Europa carece de la voluntad de afirmarse como potencia singular. En esas condiciones, dejar que se caiga ese “muro oriental” que es Israel tendría algo de suicida, porque dejaría crecer en Oriente Próximo y Medio un poder alternativo con una clara voluntad política –este sí- de expansión a nuestra costa.
Otros muchos amigos sueñan con un “mundo libre” edificado sobre la hegemonía americana con el inequívoco respaldo de una Europa fiel aliada de Washington, única oportunidad de futuro –dicen- para nuestro continente. Para ellos, la victoria del “mundo libre” exige la derrota de los palestinos, que no podrán tener estado propio hasta que sean capaces de organizar una democracia homologada y, en todo caso, sin merma alguna de la potencia de Israel, que en este dibujo es nuestro aliado. Ahora bien, eso es inviable porque no hay estado palestino posible sin mengua del poder israelí, ni parece probable que esos palestinos adopten un sistema democrático que no funciona en ningún otro país musulmán. Esa solución no haría sino perpetuar un foco de insurrección permanente a pocos kilómetros de las costas europeas. De hecho, es lo que ha venido ocurriendo hasta hoy.
En la vida real sucede con frecuencia que un problema político se manifiesta como irresoluble. En estos casos, que en la Historia universal son abundantísimos, la única solución suele ser la guerra. El conflicto entre Israel y los palestinos tiene todos los visos de ser uno de esos problemas. La Historia enseña que, cuando dos pueblos quieren matarse, la única salida es la guerra. Ante semejante situación, los “terceros”, los que miramos lo que pasa, hemos de definir prioridades.
La prioridad para Europa es que haya paz en Oriente Próximo. No (sólo) por razones de tipo ético, sino también por interés político inmediato. Ahora bien, puesto que los agentes no quieren la paz, la única forma de conseguirla es imponérsela. Como imponérsela por la fuerza armada sería contraproducente (es tapar una guerra con otra), lo sensato es extremar la acción diplomática sobre las dos partes no para que se avengan a ser buenos chicos, sino para que, por temor a las sanciones, dejen de sacudirse. Tanto Israel como los palestinos viven, en buena medida, de la ayuda internacional (ciertamente, más los segundos que el primero). Suspender esas ayudas sería una buena forma de obligar a los contendientes a recapacitar. Esto exige, por supuesto, un acuerdo previo de esos “terceros”. ¿Está Europa en condiciones de lograr tal acuerdo?
En todo caso, como no se llegará a ningún sitio es contemplando un conflicto bélico como si fuera un relato moral. La política siempre se ha gobernado por criterios distintos. La vida es así. No dejará de serlo, por más que a los occidentales nos guste soñar con paraísos sobre la tierra
FOROS LIBRES, UNIOS!
6 de enero de 2009Estamos, aunque no seamos conscientes el todo, de nuevo en época de clandestinidad y catacumbas…toleradas. Mientras los poderes fácticos y reales que controlan y administran “su Victoria” y “su Sistema Democrático” están intentando dar la última VUELTA DE TUERCA para que no se permita ninguna disidencia a sus postulados y dogmas oficiales e inatacables.
Por estas razones es grato encontrar, inependientemente de si estamos o no totalmente de acuedo con ellos, foros y blogs que realmente defienen la libertad de expresión, precisamente frente a aquellos que llevan setenta años imponiendo su dictadura democrática en nombre de la “libertad”, es decir, de “su libertad”…y no de la nuestra.
Uno de esos foros se llama: http://www.debatimos.com/
Muy interesante es el artículo titulado “La colonización de Europa”, que
empieza con este párrafo:
LA COLONISATION DE L’EUROPE
Por Guillaume Faye
La guerra étnica ha comenzado. Por lo bajo. Y, año tras año, se amplia. Por el instante, ha tomado la forma de una guerrilla urbana larvada: incendios de automóviles o de comercios, agresiones repetidas de europeos, ataques al transporte público, emboscadas a la policía o a los bomberos, razzias desde los suburbios hacia los centros urbanos, etc… Como demuestra un estudio sociológico encargado para analizar el fenómeno, la delincuencia de los jóvenes afro-magrebíes es también un medio de conquista de territorios y de expulsión de los europeos en el interior del territorio estatal francés. No está motivada únicamente por razones de simple criminalidad económica.